Por Marce N. Mendez
Muchas veces nos puede pasar que nos sentimos «prisioneros» de nuestras emociones.
Si son emociones constructivas, la sensación es de liberación, de bienestar, de felicidad; pero si las emociones que nos están afectando son destructivas, nos sentimos abatidos y con la horrible sensación de no poder salir del agujero en que, nos guste o no, «elegimos» caer. La pregunta es..¿Podemos educar las emociones?
O simplemente las vivenciamos y estamos a su merced?
Particularmente considero que el autoanálisis, el criterio personal y el discernimiento son tres pilares fundamentales para construir una personalidad medianamente madura… Si nos consideramos gente madura, debemos hacernos cargo de lo que nos pasa y también de lo que sentimos. Gran parte de las emociones cotidianas que nos afectan, que nos ponen mal, en cierta manera, es nuestra responsabilidad, porque muchas veces hacemos que permanezcan en nosotros estimulándolas a través de un pensamiento o un deseo. No estamos diciendo no sentirnos mal, sino cuánto tiempo nos vamos a permitir estar en ese estado.
En el caso de los tres pilares, el poder discernir, es una palabra mayor.
¿Por qué? Porque el discernimiento es una facultad mental que nos permite separar la paja del trigo, y junto con el auto análisis, hacen una excelente combinación para poder conocernos y comenzar a darnos cuenta, de distinguir qué nos hace bien y qué nos hace mal. Como una dieta mental o emocional, podemos «elegir», por ejemplo, qué emociones o qué pensamientos nos conviene estimular, porque son positivos y con cuáles deberíamos estar «a dieta» porque son nocivas o negativas para nuestro equilibrio o salud emocional o mental. Para lograr una acertada elección, existe una herramienta muy interesante denominada inteligencia emocional que en el marco educativo se conoce como alfabetización emocional o educación emocional. Ser un analfabeto emocional es no conocerse a uno mismo, es ignorase… no darse un valor. Podemos vestir lo mejor, arreglarnos, «producirnos», mostrarnos divinos como en una vidriera… Pero si sufrimos, si estamos disconformes con nosotros mismos, si en algún punto de nuestra vida nos sentimos mal es que una parte nuestra la estamos obviando, la estamos posponiendo. Es cuestión de probar… de querer cambiar… y la alfabetización es una posibilidad. La educación emocional es una innovación educativa que nació en occidente con lo que conocemos actualmente como neurociencias, cuando se empezó a estudiar el cerebro con el aporte nuevas tecnologías, allá por la década del 90. Esta técnica aparece como una necesidad para satisfacer una deuda pendiente que no sólo tiene que ver con la convivencia en general ( a nivel socio-cultural), si no también tiene que ver con la primer relación que tenemos que cuidar que es la de nosotros con nosotros mismos. Es que en realidad, la educación emocional no es un invento occidental, es un conocimiento oriental muy antiguo y tradicional, que se denomina Ciencia de las Emociones y está relacionado con la auto observación, el trabajo personal y el desarrollo de las virtudes como cualidades del amor universal. La idea de alfabetizarnos emocionalmente, es algo así como aprender a gestionar cada uno sus propias emociones, no buscar culpables ni excusas, aprender a ser de alguna manera autónomos y hacernos cargo. Aprender a discernir y concienciar qué emociones nos ponen bien y cuáles no; sabernos gestionar los propios límites y conocer que tenemos el poder de elegir a través de la voluntad los estímulos necesarios para estar mejor.
Saber que podemos tomar el control de nuestra existencia afecta positivamente nuestra calidad de vida.
Es cuestión de actitud, de tener ganas de aprender algo más que nos beneficie, de probar nuevas posibilidades y por sobre todas las cosas, nunca darnos por vencidos…
exelente!!!
Mil gracias ECOVICA!!!!
;)))))
Muy bueno!! para discernir, yo primero me pregunto, trato de reconcer q es realmente la emoción q estoy sientiendo, la saco a la luz , trato de ver q subyace en el fondo de esa emoción negativa, y ahí al darme cuenta la libero pidiéndome perdón a mi y a la humanidad por contaminarla.
Hola Kari!
Te cuento que las emociones tienen dos raíces: amor y odio. A partir de ahí hay miles de variantes. Nosotros nos movemos desde un polo al otro, alternativamente. Acordate que mientras estamos encarnados nada es absoluto, todo tiene dos aspectos, de ahí que todo es relativo. A esto sumale la impermanencia. Es imposible permanecer inmutable en un polo toda la vida. Lo importante no es que nos fuimos al extremo negativo, sino, darnos cuenta qué estamos sintiendo, si nos hace daño esa emoción, y tratar de salir de ese estado negativo. Sin culpas… sabiendo que somos responsables de todos nuestros estados. De atraer felicidad o desdicha. Atracción o rechazo.
La clave es intentar…
Muy bueno!!! Justo estoy leyendo un libro de un psicólogo que se llama Daniel Goleman, que descubrió la inteligencia emocional, lo había visto en la facu y está muy bueno.
Saludos, buena vida!!! 🙂
Gracias Romina por el comentario!
Daniel Goleman tiene otros textos muy interesantes donde conversa con el Dalai Lama sobre este tema. En realidad Goleman no descubrió la inteligencia emocional, es mucho más antigua de lo que occidente conoce. Incluso él, para escribir sobre esto se basó en un libro de Bhagavan Das -filósofo y teósofo- que se llama «Ciencia de las emociones» que fue escrito en la India en el año 1900. Espero te sirva el dato!
Un beso! Gracias!
Que buen descubrimiento¡ gracias¡¡ NAMASTE
Gracias a vos Lara!!! Abrazo!! Namaste!