Comentario: Marce N. Méndez
Cuentos Zen

Dos amigos de toda la vida se volvieron a encontrar un día tras haber estado más de veinte años sin verse. Uno se había convertido en rico comerciante, y el otro en vagabundo sin un céntimo.
Tras una noche empinando el codo y evocando recuerdos de infancia, los dos comparsas se dispusieron a separarse para ir a dormir.

El rico comerciante, movido por una gran compasión, puso discretamente una esmeralda en el bolsillo de su desgraciado compañero. La había comprado poco antes para hacer muy buen negocio al revenderla.
Unos años más tarde, los dos amigos volvieron a encontrarse de nuevo, por casualidad. El rico comerciante quedó sorprendido al encontrar que su amigo seguía en el mismo estado de pobreza, todavía vestido como un vagabundo.
«Sigues igual de pobre?
-Ya lo ves. Me parece que soy incapaz de ganarme la vida correctamente.
-¡Pero qué tonto! -exclamó el comerciante-.
¡No has encontrado la piedra que te puse en el bolsillo!»
Comentario:
Esta enseñanza tiene su fundamento en el Sutra del Loto y nos muestra la dificultad que tenemos para encontrar la propia riqueza espiritual en nosotros mismos.
El Sutra del Loto es una práctica que permite que cualquier individuo revele su propia Budeidad, la condición más elevada de la vida, siempre inmersa en la realidad de la vida cotidiana.
Transmito algunas palabras del Sutra del loto que resumen el profundo amor compasivo del Buda:
“Constantemente pienso en cómo hacer para que los seres vivos obtengan el ingreso en el camino insuperable y adquieran rápidamente el estado de Buda.”
«[A]l comienzo formulé un juramento, con el deseo de hacer que todas las personas fuesen iguales a mí, sin que hubiera ninguna diferencia entre ellas y yo».
Según el Sutra del Loto todas las personas por igual y sin excepción poseemos la naturaleza de la
Budeidad en estado latente. Con profunda compasión Sakyamuni -Buda- nos alienta en sus enseñanzas a alcanzarla.
Este trabajo personal de encontrarnos con nosotros mismos, no es más ni menos que el descubrirnos en nuestra real naturaleza espiritual, acompañados por el ardiente deseo de superación personal que surge de lo profundo del corazón y despierta la valentía necesaria para hacer frente a la más intensa de las batallas, la que se juega en nuestro interior y la más dificil de ganar.
Ese deseo superior es tan intenso, que nada ni nadie puede detenerlo, pues se ha transformado en voluntad y a partir de ese instante luminoso, nos va a guiar inexorablemente desde nuestro
interior, para cumplir con el sagrado propósito de develar la Joya que yace oculta en el Loto.
Namasté.