La «Iluminación» puede suceder a través de algo sencillo, inesperado y cotidiano.
A veces esperamos que las cosas vengan de una forma diferente a la que se presentan. Tal vez creemos que la sabiduría viene en bandeja de oro.
No podemos estar más equivocados.
Lo más dificil para algunas personas es aceptar la sencillez de la vida. Descubrir la magia de cada momento es en realidad, la mayor recompensa que la vida puede ofrecernos. Vivir el presente concientemente es ver una infinita cantidad de oportunidades para modificar las variables del destino.
Cuando nos perdemos a nosotros mismos, creemos que las metas de la vida son como subir una montaña. Pero en la vorágine no nos damos cuenta que cuando llegamos a lo más alto y queremos gritar que alcanzamos la cima, vemos que el viaje no terminó ahí, que hay más montañas a nuestro alrededor y que son más altas.
Dicen las enseñanzas orientales que:
«la montaña más dificil de escalar es la sencillez de la propia mente.»
¿Por qué?
Porque una vida sencilla, en estos momentos, no satisface a nadie. La gente siempre está luchando por mejorar su situación económica y cuanto más lucha más se aleja de su auténtica naturaleza, se aleja de sí mismo al punto de no saber quién es. Cuanta más información, menos sabiduría; cuantos más deseos, más obligaciones; cuanto más aturdimiento, menos contacto interior…
Reza el taoísmo:
«Cuanto más maquillaje, más distancia del auténtico rostro.»
Aceptarnos, estar al día con nuestra existencia, no ir por la vida de las personas reclamando «deudas» emocionales, no ponernos en situación de víctimas, son algunos parámetros que indican cómo estamos interiormente.
Es necesario detener la mente, disminuir las especulaciones, discernir las falsas necesidades para mirar hacia adentro y reconocer ese vacío que hace ruido de fondo y no nos permite alcanzar la satisfacción personal, la calma mental y la felicidad interior.
Para indagarnos y ver cómo estamos con nosotros mismos, comparto algunas preguntas «termómetro» que nos podemos hacer:
¿Soy feliz ahora? ¿Estoy conforme ahora con mi vida, mis metas alcanzadas?
¿Soy leal a mis valores?
¿Creo que voy a ser más feliz en el futuro?
Si hoy no estoy feliz conmigo mismo, ¿qué me hace pensar que lo estaré alcanzando alguna meta en el futuro?
Tanto la felicidad como los sueños se construyen paso a paso. Es un estado de conciencia, lo que significa que esa actitud debe estar presente en cada instante de nuestra vida. Si no es así, estamos disociados.
La iluminación es un «insight» permanente; es captar, internalizar y comprender a la vida en su totalidad como una verdad revelada.
Y este es el verdadero tesoro de la existencia y causa de la felicidad interior, pues venimos al mundo sólo para eso: iluminar e iluminarnos.
Namasté.