Consejo espiritual
Cuando no somos concientes de las sutiles influencias que afectan nuestros estados de ánimo, es muy fácil dejarse dominar por los estados emocionales.
Cuando esto sucede tendemos a identificarnos con las emociones, cuando en realidad si bien nos emocionamos, no somos sólo emociones. Cuando decimos por ejemplo: «soy feliz» o «estoy triste»; automáticamente nos estamos limitando mentalmente a ese estado y a depender o a rechazar aquello que lo provoca. Al identificarnos con nuestras emociones somos incapaces de manifestarnos en forma espontántea ante una situación nueva. Por lo tanto, todo lo que vivimos está teñido por una emoción determindad, condicionándonos a un estado, que no necesariamente es real.
Las emociones son como el agua, si la corriente es fuerte, arrastra y desgastan; si la correinte es débil, no llega al cauce y por lo tanto es estéril; pero si es suaves, el cause se puede direccionar y genera vida. Como en todas las cosas en la naturaleza, los extremos o desequilibrios siempre traen consecuencias.
En el caso de las emociones cuando no somos concientes de nuestro desequilibrio y estamos exaltados decimos : «tengo el derecho a ser o sentir de tal o cual manera». Algo similar sucede cuando reprimimos o negamos los estados emotivos; ambas situaciones extremas provocan una desarmonía porque, por más o por menos, la auténtica naturaleza interior es perturbada.
En tanto no seamos concientes de que podemos evolucionar más allá de la vida emocional no seremos capaces de manifestarnos de un modo sano, o estaremos luchando continuamente para vencer estos altibajos emocionales.
En ambos casos lo que conseguiremos serán constantes fracasos.
La idea es ser concientes de que nuestra espiritualidad o interioridad, está más allá -energéticamente hablando- de nuestras emociones; nuestra espiritualidad es superior a cualquier estado de emotividad. La clave está en aprender a ser concientes y desarrollar la energía espiritual de manera apropiada para trascender la emotividad.
A través de la práctica de la meditación podemos hacer circular la energía interior en forma continua y en consecuencia experimentar una gran serenidad en la mente y un profundo cambio en las emociones y reacciones que se producen ante la vida. Con una mente tranquila y clara, podemos comprobar que la mayoria de nuestros problemas emocionales aparecen sin una auténtica razón. Un problema emocional puede surgir de algo muy insignificante o anodino. Pero para justificar el transtorno emocional, quizas inconcientemente exageramos y drmatizamos el pequeño incidente transformándolo en un grave problema.
(continuará en el próximo post)