Consejo taoísta
El Tao de la vida cotidiana
La meditación profunda y la reflexión nos ayudan a conocernos mejor. A medida que aprendemos a reconocer y manejar nuestras energías nos hacemos más concientes de nosotros mismos, llevándonos a experimentar lentamente la idea de unidad.
La meditación libera las tensiones acumuladas en el pasado y las preocupaciones sobre el futuro. Si la practicamos gradualmente, conseguiremos disolver lentamente todas las obstrucciones de nuestro flujo energético. Al propio tiempo, extenderemos la conciencia de nuestro ser al Universo y podremos alcanzar una profunda conciencia.
La felicidad real y la sana sencibilidad sólo pueden ser alcanzadas por el conocimiento de si mismo, a través de un profundo trabajo personal de autotransformación y autoconciencia.
La evolución espiritual sólo se desarrolla mediante el autocontrol y la dignidad. Si combinamos la sinceridad con la dignidad, evitaremos quedar atrapados en las ilusiones mundanas y espirituales. De igual modo, la sinceridad combinada con la dignidad guiará nuestras emociones de forma adecuada.
Como resultado alcanzaremos el estado de auténtica conciencia y aprenderemos a no discipar las energias.
El respeto nos hace receptivos a las frecuencias más elevadas de la energía y puede transportarnos del reino relativo a la existencia de lo absoluto.
Al restablecer la conciencia natural en nuestro corazón, transformamos la vida en una expresión sagrada de nuestra unidad con todos los aspectos del universo.
Si practicamos nuestras cualidades innatas de autodisciplina y autocontrol, experimentaremos la realidad con unidad y armonía. De ser asi, respetaremos nuestro ser, sin perturbar ni disipar nunca nuestras energías físicas, emocionales, mentales y espirituales, estemos solos o acompañados.
Namasté.