Por Marce N. Mendez
El simple acto de «dar» nos convierte en mejores personas. Hablo de dar sin especular, brindar algo nuestro a otras personas desde el corazón.
Una palabra, una acción -no hablo sólo dar dinero que a veces es lo más cómodo-, un simple gesto puede cambiar el rumbo de la vida de las personas.
Tenemos el poder de afectar otros destinos dando algo de nuestra energía a los que más necesitan. De alguna manera es llevar a la práctica el sentido de equilibrio y armonía. Dar algo de nosotros a los que menos tienen para equilibrar los platillos.
Compartir esfuerzos, compromisos, trabajo, amor son acciones que se traducen en energía. Compartir energías es una clave para vivir en un mundo de todos, no de algunos pocos. El intentar dar está relacionado con el principio de la justicia. Cada uno puede ejercer ese principio distribuyendo sus energías desde el corazón a todos los seres más necesitados. Sólo hace falta aprender a ver y tener el corazón abierto. Ese es nuestro poder de cambio. Y sólo depende de cada uno de nosotros.
Cada instante de nuestras vidas tenemos la oportunidad de torcer nuestros destinos y reorientar las energías para acercarnos al propósito de nuestra alma que es en definitiva, poder alcanzar una identidad espiritual.
Que sea contagioso… y hagamos la diferencia!